Sabiduría inuit: cómo funciona el aislamiento térmico
El abrigo típico de los inuits (conocidos antaño como esquimales),
campeones en el diseño de prendas aislantes del frío, se compone de una
chaqueta larga con el pelo hacia dentro, cubierta por otra chaqueta
mucho más amplia con el pelo hacia fuera. Este vestido conserva el calor
de una persona a temperaturas de hasta 40 grados bajo cero, y es muy
ligero y resistente.
La clave de su eficacia está en la triple barrera que ofrece al frío; el pelo exterior, la cámara de aire entre las dos chaquetas y el pelo interior.
Es el aire el que mantiene calientes a
los inuit en pleno invierno ártico. En realidad el mejor aislante
posible es el vacío, que impediría mucho mejor cualquier transferencia
de calor de un medio a otro, pero eso es difícil de conseguir en la
práctica. En lugar del vacío se usa el aire. No obstante, una masa de
aire calentada por un lado tiende a moverse, lo que facilita la
indeseada transmisión de calor. Mucho más eficaz será atrapar el aire en
pequeñas celdillas independientes, lo que impedirá una fácil
transmisión del calor a través de esta estructura compleja.
Eso es
exactamente lo que sucede en las dos capas de pelo, interior y exterior, del abrigo esquimal, con la cámara de aire intermedia como barrera adicional.
Así están construidos todos los
materiales aislantes: rejillas o celdillas capaces de almacenar pequeñas
cantidades de aire u otro gas en su interior. Los aislantes son
ligeros, pues están hechos en su mayor parte de aire.
A medida que
aumenta su grosor, su poder aislante es mayor.
La industria ya ha conseguido buenas
versiones artificiales de las pieles o el corcho, magníficos aislantes
naturales. Ahora está dando un paso más fabricando una versión práctica
del mejor aislante posible, como veíamos más arriba: el vacío. Esto es
difícil de conseguir en la práctica porque cualquier objeto en cuyo
interior se ha hecho el vacío debe tener las paredes bien resistentes,
son pena de ser aplastado por la presión atmosférica.
Esta dificultad se
solventa usando una estructura rígida de multiceldillas de la que se
extrae el aire, y que se sella herméticamente a continuación. Los
paneles resultantes proporcionan un enorme poder aislante con un espesor
mínimo, lo que los hace ideales para frigoríficos ultraeconomizadores y
mejoras del aislamiento térmico en casas ya construidas.